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Esta es la alerta en la que coinciden expertos del Centro de Investigaciones en Ciencias Geológicas, de la Universidad de Costa Rica (CICG-UCR), así como del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), de la Universidad Nacional (UNA).
Según los especialistas, ambas lagunas ya han perdido más del 80% de su volumen y continúan secándose a un ritmo vertiginoso. Esto podría significar que en los próximos días o semanas el fondo de ambos cráteres nacionales quedaría completamente expuesto a simple vista.
La desaparición de las lagunas cratéricas ya ha ocurrido antes en ambos volcanes, pero nunca en ambos macizos a la vez. Hipótesis, no razones. La razón por la cual se secan ambas lagunas en forma simultánea es incierta.
“Recordemos que es raro que se produzca a la vez en las dos partes. Ambos –el Poás y el Irazú– son megavolcanes que no están interconectados entre sí y cuyas lagunas son distintas: la del Poás es hiperácida y caliente, mientras que la del Irazú no es ácida y es fría”, explicó Mora.
En principio, los vulcanólogos plantean que la disminución de las lluvias en las cercanías de los volcanes ha contribuido con la disminución de sus lagos, pero datos del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) no apoyan esta idea.
El meteorólogo Luis Fernando Alvarado reconoce que durante el 2009 hubo una disminución en las lluvias del 26% en el Irazú y un 10% en el Poás. No obstante, destaca que las precipitaciones de enero a marzo de este 2010 ya superan el promedio de lluvias para ambos sitios.
“En Fraijanes, que es la estación del IMN más cercana al Poás, se detectó que de enero a marzo cayeron 612 milímetros de agua, cuando el promedio es de 256 milímetros. Esas son condiciones extremadamente húmedas, un 140% más de lo normal”, dijo el meteorólogo.
En el mismo período en el Irazú cayeron 267 milímetros de lluvia cuando lo normal son 177 milímetros, es decir, un 50% más.